jueves, 31 de enero de 2013

Preparada para el frio que se avecina



   Hace tan sólo tres o cuatro días, como de noche es imposible dormir con la nenita, mientras permitíamos que Marta durmiese una hora o una hora y media extra, Laia y yo estuvimos viendo un programa de la Sexta donde diversas personas totalmente anónimas (quiero decir que no eran famosos), mostraban sus casas a la reportera. Solían ser casas peculiares por uno u otro motivo, algunas construidas sobre castillos de hace tres o cuatro siglos, otras eran minimalistas y modernas en exceso para mi gusto y otras simplemente se decantaban por un estilo más clásico, mas rural.

   Una de esas casas era una hacienda típica sevillana, de paredes blancas inmaculadas, con dinteles en los grandes ventanales pintados de color albero, rejas de forja, muebles rústicos, en fin, se veía una vivienda tradicional. Del mismo modo eran sus habitantes, muy tradicionales, hasta el punto de que la reportera quedó extrañada; era un matrimonio joven de unos treinta años, recién casados y como tal, la chica le mostró orgullosa a las cámaras una mantelería y unas toallas bordadas a mano por su madre que componían su ajuar.

   La reportera afirmaba a la muchacha que no era habitual encontrar hoy en día gente de su edad que conservase la tradición del ajuar, fue entonces cuando me sentí identificado, ya que la anfitriona le replicó con el argumento de que quizás era mucho más habitual de lo que se pensaba.

   Tanto en mi familia, como en la familia de Marta (mi suegra E), siempre ha existido alguien que ha destacado por sus habilidades con la aguja, el hilo y la lana. 

   Para mi era una auténtica maravilla el ir a coger aceituna en las frías mañanas de Munera, con los pies calentitos abrigados con los calcetines gordísimos, hechos a mano de lana por mi abuela Esperanza o tener las manos cubiertas con unos guantes "Made in Munera" que sólo llegaban hasta la primera falange de los dedos, para no entorpecer la actividad de las manos.

   De la misma manera, recuerdo con una inmensa simpatía la infinidad de prendas que mi madre nos cosió a mi hermano y a mi, desde una chaqueta americana azul marino con botones dorados, hasta un jersey azul con una franja roja que mi hermano solía elegir muchos días para ir al colegio, de hecho, en una orla aparece  con su jersey más chulo que un ocho.

   Mi abuela Alejandrina, como se puede observar en la fotografía de hoy, es también una perfecta tejedora. Además lo que me llama la atención es la tremenda rapidez con la que es capaz de fabricar una bufanda, un gorro, o un "tapabocas" como ella dice, para que "no pasar frío de servicio". Ya me había pedido varias veces que le hiciese a Laia una foto con el "quit" de prendas que le ha cosido para no pasar frío, lo que pasa que parece ser que la lana le provoca picor de cabeza y hay que estar astuto para hacer la foto, porque le dura en la cabeza un segundo...

   En definitiva, que duren mucho pero mucho mucho las abuelas y las bisabuelas, porque de esa manera están aseguradas dos cosas, los pies calentitos por los patucos de punto y el máximo cariño.

   Buenas noches a tod@s.

miércoles, 30 de enero de 2013

Adios mi España querida





   Estoy más que seguro de que algun@ estará pensando cual es la relación que puede existir entre el título de mi post de hoy y la fotografía de un coche, paciencia, todo tiene su por qué.

   Había dos temas sobre los que mi desaparecido abuelo Pepe podía estar hablando durante horas sin dejar al oyente ni rechistar, el primero era las vivencias de su servicio militar en Melilla y el segundo era el tiempo vivido en Suiza durante su época como emigrante. Junto a otros muchos compatriotas viajó a tierras lejanas, dejando a mi abuela Esperanza, mi madre y mis tíos Pepe y Esperanza con el fin de ahorrar ese dinero que en España era imposible de conseguir. Lo cierto es que no soy capaz ahora mismo de recordar cuantos fueron los meses que el bueno de mi abuelo permaneció en Suiza, el caso es que con el considerable importe recaudado pudo regresar a España y sufragar gastos tan vitales como la vivienda, que de otra manera no hubieran podido afrontarse.

   Muy joven aun, con mucha vitalidad, culto y sumamente inteligente es mi primo Francis o Paco, como casi todo el mundo le conoce. Él hizo su maleta hace ya varios años y echándole lo que se conoce como "un buen par de pelotas", emigró a un precioso país, Austria. 

   Nadie da duros a pesetas, es decir, que su camino no era todo lo llano que parecía, para empezar debía de mejorar sus conocimientos del idioma alemán, si bien como digo, el siempre ha sido constante, inteligente y bastante cabezón, todo lo que se propuso lo alcanzó. Ya era conocedor de la lengua inglesa pero no era suficiente si lo que quería era intentar formar su vida laboral y personal de una manera más o menos estable, ya que en nuestro país no se dieron las circunstancias idóneas. 

    El caso es que mi primo se supo preparar muy bien el terreno y en la actualidad se encuentra como pez en el agua en un país en el que suele recibir a los reporteros de Callejeros o cualquier programa de televisión parecido casi todos los meses, posee su trabajo estable y aunque añora nuestro país, mantiene los pies en la tierra y afronta su futuro en la preciosa Viena.

   Pues bien, no dejo de ver en televisión o de escuchar en la radio todos los días, la cantidad de jóvenes y no tan jóvenes, que aterrorizados por la situación actual de España están abandonando el barco y emigran a países como Estados Unidos, Reino Unido, Italia o Francia para intentar pasar el trago de la mejor manera posible buscando trabajo de lo que se tercie, camarero, albañil, pintor o en lo que se pueda.

   Llega la explicación de la fotografía del coche. Tenemos un vecino, Paco, que ya hace varios meses fue a parar a la cola interminable del paro. Su carrera de Ingeniero Informático y sus numerosas clases de matemáticas o física y química impartidas a jóvenes promesas de los suspensos garrafales (como yo en mis años mozos), no le permiten subsistir con la comodidad que él desea, con lo que aprovechando que un tío suyo tiene un negocio de mecánica en Nueva York, ha decidido emigrar allí e intentar mejorar tanto el idioma como su autoestima.

   El coche de la fotografía, un BMW serie 1, tiene tan sólo 96.000 km, pero ha decidido ponerlo a la venta, por su intención de trasladarse a Estados Unidos para siempre, con lo que le he hecho unas fotos y atendiendo a su petición lo he anunciado en internet para su venta. Así que ya sabe todo aquel/aquella que desee verlo o probarlo, tengo en mi poder las llaves para mostrarlo. Sólo mostrarlo, porque ojo como anda el bicho...

   En resumen, se puede querer mucho al país donde se nace, pero como está el asunto, mucho me temo que van a ser muy habituales las pancartas con la famosa despedida de Juanito Valderrama: Adios mi España querida... pero de la ilusión y la paciencia no se come.

   Buenas noches a tod@s.

martes, 29 de enero de 2013

Toda una odisea





   Era todo un notición, uno de los tres amigos inseparables se casaba. Antonio se uniría para siempre a una gran mujer, con un corazón inmenso y con unos valores muy escondidos en la vida actual. Pero la alegría no quedaba ahí, Antonio nos expresó a Santi y a mi su deseo de que asistiésemos al enlace como testigos, desempeñando un papel algo diferenciado del resto de invitados, ello conllevaba que el vestuario debía de ser el mismo que el novio, es decir, el elegante chaqué.

   Por supuesto que no había problema alguno, en Madrid existen multitud de tiendas y locales donde se alquilan este tipo de trajes para diferentes eventos. Antonio eligió una tienda muy próxima a mi trabajo, pero como teníamos tiempo de sobra, quedaríamos más adelante para ir los tres juntos a seleccionar la ropa que llevaríamos aquel esperado día.

   El segundo del trío, el bueno de Santi, ha sido siempre y será, lo que se conoce por un "cachondo mental", pero no sólo eso, yo estoy convencido de que a veces el bueno de Santi disfruta haciendo rabiar al prójimo (en el buen sentido de la palabra), para localizarlo hay que agotar los recursos y cuando tras muchos, muchísimos intentos se consigue acordar una cita con él, existe un alto porcentaje de posibilidades de que le surja cualquier inconveniente que obliga a cancelar la cita.

   Pues exactamente eso fue lo que nos pasó con la cita para adquirir los chaqués, hubo muchos intentos para quedar, se nos echaba la fecha de la boda encima y teníamos que dejar el asunto zanjado. Definitivamente logramos coincidir un día, Antonio y Santi irían por su lado y yo me encontraría en la tienda con ellos. Sólo había algo que se salía un poco de lo normal y es que yo estaba trabajando a esa hora, por lo que asistiría a la tienda en moto y de uniforme. 

   Lógico, los dependientes se extrañaron un poco al verme aparecer por la puerta vestido con una ropa que nada tenía que ver con la ropa de paisano que vestían Antonio y Santi, pero pronto la situación se normalizó cuando empezamos a seleccionar el color del chaleco y la corbata que luciríamos. Pero claro, estábamos los tres juntos, la juerga estaba asegurada, el cachondeo, las bromas, sólo hubo que esperar un instante, en el momento en el que me metí al probador para quitarme el uniforme, los grilletes, la pistola, en fin, toda la parafernalia, Santi se coló conmigo, empezó a gritar sus típicas frases ("a que te cojo la cola", "hoy dormimos juntos otra vez ¿verdad?", etc, etc. Yo empecé a darle puñetazos y a pensar en la cara colorada que sacaría yo de aquel probador delimitado tan sólo por una cortina de color blanco.

    Suerte que los clientes y dependientes se lo tomaron a bien y les dio por reir, aunque él seguía cogiéndome la mano y pellizcándome el trasero como si fuésemos una pareja homosexual deseosa de intimar a toda prisa...

   El resultado de nuestra elección fue el que consta en la foto del post de hoy, suerte que fue tomada al comienzo del banquete, porque si hubiese sido al final a mi me faltaría un gemelo de plata y Santi hubiese aparecido en la instantánea en calzoncillos y calcetines negros, ya que a última hora del baile protagonizó junto a Antonio un streaptease que hizo las delicias de todos los invitados. Eso si, me queda aún la duda de quien pagó el destrozo del chaleco de Santi, cuando eufórico se abrió todos los corchetes del mismo de un sólo tirón...

   Un gran día, grandes amigos, por personas como ellos hay que dejarse la piel día a día, que la vida es demasiado fugaz.

   Buenas noches a tod@s.

Ganadería Doña Carmen Segovia













lunes, 28 de enero de 2013

Flores, un violín, un buen beso





   Me sería imposible creer que ninguna persona de las que me lee (por suerte cada día son más) haya vivido una experiencia en la cual se le haya puesto la carne de gallina, o simplemente haya dejado escapar un par de lágrimas vivas al escuchar un bolero, al dar un abrazo fuerte a su pareja o simplemente al releer aquella carta que yacía olvidada en un cajón de la mesita de noche desde hacía meses.

   Tampoco sería extraño que alguien disimulase una enmascarada hombría y afirmase con rotundidad que todas esas sensaciones son meras "mariconadas", más aun si se tratase del típico ciclado de gimnasio o de un engominado que habitualmente conduce un buen coche.

   Querida Laia:

   A tu padre, eso le pasa con una horrible frecuencia. Puede que porque sea músico, o porque hayas llegado a mi vida en un momento crucial, no lo se, el caso es que los últimos meses, nada más escuchar una bonita canción, mis lagrimales se ponen en ebullición como si de dos de esas ollas express que ofrecen los bancos por domiciliar la nómina se trataran.

   Me encanta un bolero, me entusiasma el sonido de un violín, me enternece mucho escuchar una pieza lenta cantada por una tuna y actualmente, admiro la voz de ese pedazo de artista llamado Pablo Alborán.

   Hija, cuando veas que tu papá tenga más canas de las que ahora afloran tímidamente, será el momento en el que saldrás del nido y volarás, (como decía unas sevillanas preciosas de Ecos del Rocío), te mecerás por las corrientes de la vida que todos hemos atravesado, o casi todos; sentirás en tus dedos tus primeras caricias, llegará de igual manera tu primer beso, te llevarás mil chascos que inevitablemente harán que tu corazón se sienta atravesado de aurícula a ventrículo, en esos momentos, recurrirás a estas canciones a las que aludo.

   Hoy, un lunes de invierno, sin más atractivo que el que tenía que asistir a mi clase de fotografía, sonó un bolero en la radio del coche del último disco de un grupo que me apasiona, Café Quijano; llegué a casa y me recibiste con tu habitual sonrisa, te abracé, peiné tu pelo y al ir a dejar una carta en mi mesita de noche, descubrí unas felicitaciones de cumpleaños que habían sido inmejorablemente dedicadas por mamá hace ya algunos años. Al releerlas terminé el cocktail fatal, vaya "modorra", sólo me faltaba escuchar la tuna en ese momento detrás mia cantando "Si tu me dices ven", con panderetero incluido...

   Mi querida pequeña, tan sólo tiene que avergonzarse aquel que roba, estafa o miente, como tu nunca harás eso (o me voy a encargar de que así sea), no tendrás que sonrojarte cuando expreses en público tus gustos, cuando muestres al resto tus sentimientos. ¿Por qué ocultar que todos alguna vez hemos regalado rosas?, ¿por qué no decir que de mejor o peor manera todos hemos bailado una balada bien lenta? ¿por qué esconderse detrás de las palmas de las manos para que nadie vea brotar las lágrimas a borbotones?. El telediario está lleno de caras y motivos para esconderse en el último rincón del mundo, para todo lo demás, deja al corazón que exprese, que dibuje, que hable, que es lo más bonito del mundo.

   Te quiero mucho pequeña. Buenas noches a tod@s.

viernes, 25 de enero de 2013

Ampliando fronteras





   Es completamente cierto que hay dos sitios en los que con mi cámara me encuentro como en mi propia casa, tan sólo me faltaría ponerme las zapatillas de cuadros y la bata; esos dos lugares son la finca El Palomar, donde pastan los toros y vacas de Don Victoriano del Río y en la Sastrería de toreros de Don Justo Algaba.

   Es mucho más sencillo, o eso opino yo, conseguir instantáneas en toda clase de festejos populares, ya sean encierros, capeas, corridas de toros o novilladas, etc, en cambio las dificultades surgen a la hora de conseguir el permiso oportuno para acceder a ganaderías de ganado bravo. Si bien es verdad que muchas dehesas, ganaderías o empresarios taurinos ofrecen visitas guiadas por un módico precio, no estoy dispuesto a dar a otros los euros que tanta falta me hacen para mi propia familia o para accesorios imprescindibles para realizar las fotografías que hago, podrán ser mejores o peores, pero estimo que mis estudios en la Universidad Popular de Alcobendas van dando sus resultados.

   Ante todo se debe de ser franco, educado y comedido, así que con esas características y contando con la amabilidad de los ganaderos, pretendo fotografiar los astados de varias ganaderías de Madrid. Puesto en contacto con dos de ellas, entre la semana próxima y la siguiente estaré con mi equipo fotográfico en dos ganaderías importantes y a la vez muy diferentes en cuanto a los encastes se refiere.

   A primeros de la semana próxima visitaré la ganadería de Doña Carmen Segovia, donde supongo que podré captar toros de una gran variedad de pelajes y de encornaduras no muy exageradas; por el contrario, dentro de dos semanas visitaré la sierra madrileña de nuevo para inmortalizar al ganado de Flor de Jara, toros de encaste Santa Coloma, con un color predominante, el cárdeno o gris para aquellos que no conozcan el término y unas cornamentas relativamente serias.

   Me alegra, me hace muy feliz el verme cada día más capacitado, hablar con amigos e incluso con no tan amigos y que me demuestren que siguen mis instantáneas, que las analizan. Está claro que la fotografía no empieza ni acaba en lo taurino, hay paisajes, hay celebraciones, hay fotografías de detalle, no quiero dejar nada pendiente, por eso reitero la petición que muchas veces he hecho a través de mi blog, espero que todo aquel o toda aquella que desee fotografías se anime a pedírmelas, a mi me viene genial practicar y siempre que el trabajo y mis obligaciones con casa y con mi familia me lo permitan, no tengo pegas.

   Seguiremos con interés las clases y ampliando fronteras en cuanto a las prácticas se refiere. Por lo pronto, ya estoy matriculado para comenzar el próximo mes el tercer curso e intentar rematar el esfuerzo. Lo que toca ahora, de inmediato, es disfrutar del fin de semana, el mismo deseo para todos vosotros.

   Buenas noches a tod@s.

jueves, 24 de enero de 2013

Mezcla de sensaciones





   Comencé esta semana casi extinguida con una tremenda sensación de felicidad y paz interior con el viaje y la gran actuación de mi estimada Banda de Música de Munera en Ricote (Murcia), inmediatamente después llegó la nieve a Madrid y pude hacer las instantáneas que ayer colgué de los toros de Victoriano del Río sobre la manta blanca; estoy convencido de que no puede haber mucha gente en el mundo que no se alegre al ver caer los copos del cielo, al menos a mi me hace quedar embobado detrás del cristal e incluso me pongo triste cuando veo que la tormenta amaina y toca a su fin.

   Si bien es cierto que para la circulación de los vehículos y en concreto para los vehículos pesados (que son los que me suelen tener ocupado en el trabajo), la nieve es nefasta, pero al estar prevenidos no suele haber muchos problemas y si los hay, la solución surge casi instantáneamente.

   Pero hubo un detalle a mediados de semana que me hizo perder el norte, comerme la cabeza, estar intranquilo, como parece estar el individuo de la foto que encabeza hoy mi post.

   Estoy casi convencido que por el trabajo que en su día elegí desempeñar, he vivido muchas, muchísimas situaciones de tensión, de pudor, de temor, de desagrado absoluto. Nunca es agradable contemplar un cadáver, detener a un delincuente, entregar un bocadillo a un detenido y estar en el calabozo junto a él esperando a que lo coma para asegurar que no intenta agredirse o escapar. Cuesta mucho serenarte y procurar poner orden en medio del caos de un accidente de circulación, no siempre es agradecido el mandar  o verte obligado a dar una orden, de hecho, siempre lo he dicho, es tremendamente más fácil obedecer que mandar.

   En definitiva, a pesar de haber pasado por muchos momentos que nunca me hubiese imaginado, hay algo a lo que nunca me acostumbraré, a las discusiones. 

   Jamás en mi vida he sido una persona a la que le haya gustado debatir, reñir, llevar la contraria a nadie, es más cuando alguien me ha intentado buscar las cosquillas he podido pegar un portazo o darme la vuelta, pero nunca me he enzarzado, me es imposible, e incluso nunca me he pegado con nadie ya que es universal esa norma de: si uno no quiere, dos no se pelean.

   Ayer, sin ir más lejos, me tocó presenciar una discusión algo subida de tono, menos mal que fue sólo verbal y aquello no sobrepasó límites más crudos. En principio era tan sólo un cara a cara entre dos compañeros, pero claro, dos compañeros que tienen sus codos pegados a los míos a diario desde hace casi ya dos años. No fue más que un calentón y una "puesta a punto", en la que una de las partes gozaba, al menos en esta ocasión, de toda la razón, por lo que la otra parte además de pedir disculpas se limitó a asumir el chaparrón.

   Todo quedó en aquello y gracias a la cantidad de fotos que tenía por retocar, pude tener la cabeza algo despejada, pero aun así, al apoyar la cabeza sobre la almohada, aquel encontronazo me hizo retardar el sueño. Lo dicho, no me acostumbro ni creo que lo haga nunca, no me gustan para nada las discusiones, ni desde dentro ni como público, considero que con la palabra a medio gas se pueden solucionar la práctica totalidad de los asuntos.

   Termino. Menos mal que mi dia libre mañana me permitirá disfrutar más de mis dos soles y tener la cabeza  y el corazón plenamente dedicado a ellas...

   Buenas noches a tod@s.
   

lunes, 21 de enero de 2013

Ricote, prueba superada





   La abrupta carretera y las interminables curvas hacían que nuestra llegada a Ricote pareciese eterna. Pero no hay verdad más cierta que la afirmación de que todo llega en esta vida.

   Por fin, el moderno autocar verde oliva hizo su aparición en la avenida central del pueblo y tan pronto como bajé, al pisar la acera, pude leer en la carrocería de ese inmenso vehículo las seis letras mayúsculas (MUNERA) que hacían recordar, aún más, la obligación y la imperiosa necesidad de hacer lo mejor posible nuestro trabajo, por pequeño que sea el escenario. Es nuestra obligación, pero también se trata de nuestra cualidad y nuestro empeño, hacer música, construir acordes, regalar melodías dignas de alabar.

   En cuanto a la percepción de mis sentidos, Ricote no mostraba nada distinto a cualquier localidad que no supera el millar y medio de habitantes. Mi sentido del olfato distinguía un inmejorable olor a lumbre, a madera de encina ardiendo. En cuanto a la percepción visual era escasa, las calles raramente estaban desiertas, eran las Fiestas mayores dedicadas al Patrón de la localidad, San Sebastián Mártir. A penas se escuchaba ruido, en cambio un señor de pelo cano nos invitaba a montar nuestros instrumentos de manera apresurada porque la procesión debía de dar comienzo.

   Todo tiene su explicación, el público asistente al acto esperaba en las inmediaciones de la iglesia, una calle cortada al tráfico a la que nuestro autocar no tendría acceso, por eso se realizó algo lejos la parada. Pero pronto pude centrarme y descubrir que mis zapatos ya no pisaban tierras manchegas, al escuchar a una señora decirle textualmente a su hija: "Acha, mira pa allá, parecen hormiguicas, cucha que de músicos, ¿de dónde han salio?".

   Sin tan siquiera tiempo para afinar, se nos solicitó el Himno Nacional para el comienzo de la celebración. Así se hizo, San Sebastián, bajo un imponente arco de preciosos claveles rojos salia a las calles de Ricote para deleite de todos los vecinos. Me sorprendió la devoción tan colosal, la cantidad de "¡Vivas!" lanzados al cielo de la fresca noche, algunos incluso por voces tan infantiles que les costaba hasta pronunciar el nombre del Patrón. Igualmente fueron abundantes los fuegos artificiales.

   Pero no me desvío del asunto: sonaba la Banda de Munera y ¡cómo sonaba!, en al menos dos ocasiones escuché a una pareja afirmar que el sonido era espectacular cuando sonaban los acordes de la fabulosa marcha Saeta, ¿quién no conoce la famosa versión cantada de Serrat?. Incluso era necesario bajar la intensidad tocando, debido a la estrechez de muchas de las calles por las que discurrió el acto.

   En definitiva, dos horas y pico dando a conocer a público que nunca nos había escuchado cómo concebimos los músicos de Munera el arte de hacer música, y lo defino como lo siento, un arte, en mejor o peor medida, pero lo que tengo claro es que muchas veces, tocan más nuestros corazones que nuestras manos o nuestros pulmones.

   En cuanto a los anfitriones, dignos de elogiar. Esos pinchos de "pipirrana", (me consta que a más de uno/a le han hecho hacer uso de Almax hoy), esas habas de la huerta murciana, esas cervezas frías como el mismo hielo y el bonito detalle del obsequio de una botella de vino para cada miembro de la Banda.

   En definitiva, al término de la actuación y al día siguiente de la misma, califico nuestra primera actuación del año como sobresaliente. No es un año cualquiera, se cumplirán los 20 años de la Banda, son muchos años, muchos ensayos, muchas experiencias, muchas notas desafinadas, muchas procesiones, pero ahí está el sentimiento, nuestras ganas y nuestro esfuerzo, quien desee que nos ponga a prueba, superaremos la prueba con creces.

   Felicidades compañer@s.

   Buenas noches a tod@s.