Pensativos, aturdidos, impactados, con la mirada perdida y el corazón encogido.
Había recibido cantidad de sustos, aparentemente más serios que este.
Pero la verdad es que la de la guadaña no entiende de incidentes, no entiende de situaciones personales, ni de proyectos de futuro, no entiende de nada.
La partida definitiva llega siempre, tarde o temprano, aunque no se la cite.
Su camino Maestro, es sin duda uno de los más difíciles que conozco. No cabe duda que tuvo en la retaguardia al mejor. A uno de los mejores habitantes que conozco en este "poblado" taurino.
Juntos, codo con codo, han aguantado lo que mucha gente desconoce. Derrochando raza, tesón y cojones a partes iguales durante quince años, quizás más.
Nunca ha habido alternativa, juntar los dientes, levantarse, chillar, refrescarse y continuar peleando, mordiendo, convirtiéndose en lo que siempre fue, el león.
Supo escuchar consejos, a pesar de que quien se los diese, pasase el mismo paquete o más...
Pero siempre escuchó, depuró, apostó. Alternando los momentos de recogimiento y congoja con los más dinámicos.
Llegaron los éxitos y poco a poco la cosa pintaba bien, se iba encauzando el asunto. La pelota iba pegando donde el pelotari ponia sus ojos y más de un combate se decantaba hacia el lado que tanto deseó.
La suerte existe, si, pero hay que buscarla, desearla y pelearla.
Llevaba la trayectoria perfecta para mandar en este difícil mundo
A pesar de que a las heridas físicas...
Hay que sumar la cantidad de malnacidos que alargan el pie en cada esquina para poner la zancadilla. Llegó a escuchar barbaridades, vómitos en forma de prosa de unos "aficionados" que ocupan lugares en la primera plaza del mundo, que bien estarían mejor cubiertos por asiáticos o alemanes desconocedores absolutamente de lo que es la Fiesta Nacional. Estoy convencido de que ellos sabrían discernir que cuando un ser humano se enfrenta a un burel, el "miau", el "¿te queda mucho?" o "¡el siguiente!" sobran. Si Maestro si, el mayor enemigo de la fiesta está ahí, donde usted centraba su mirada muchas veces, en el tendido.
En el tendido...
En definitiva. Nos ha dado la puntilla Maestro, nos ha quitado parte de nuestra vida al esfumarse la suya.
Nos ha pegado un verdadero estoconazo.
Nos queda tan sólo su recuerdo, los momentos de recogimiento religiosos y esos minutos de silencio que nunca deberían llegar...
Dios los cría y ellos se juntan...
No nos ha dejado más alternativa que aguantar el chaparrón
Me quedará la pena siempre, de no haber sido su fotógrafo. Lo hablamos muchas tardes su Apoderado y yo y nunca se descartaba la opción, pero me doy por satisfecho con los ratos que hemos echado juntos por la sierra madrileña.
Nada más Maestro. Sólo pedirle que desde la barrera preferente que tiene usted que ocupar allí arriba nos ilumine y nos eche una mano que falta nos hace. De momento vaya colocando en su delantera este "mi" sentido capote de paseo. Ha sido un verdadero honor conocerle, disfrutar de su toreo y ser conocedor de sus valores. Hasta siempre Maestro. Agur Iván.
¡Precioso homenaje Jose!
ResponderEliminarMe ha llegado al alma.