Después de lo sucedido hoy no tenía otro camino, tenía que sacar diez minutos de donde fuese para expresar por escrito lo que siente mi corazón.
Es cierto que estoy muy, pero que muy liado con el tema de mi incursión en la fotografía, con la colaboración que de manera inesperada me surgió en el portal taurino Burladero.com. Todo el mundo sabe que al menos el 80% de las fotografías hay que retocarlas y por supuesto, hacerle fotos a un toro en movimiento no es lo mismo que fotografiar a un niño vestido de marinerito, apoyado en la columna con el rosario en la mano. Ese es el motivo de mi ausencia en el Blog.
Me encanta escribir a diario, pero me he comprometido a colaborar de manera seria y formal con el mencionado portal y como en casi todo, prima la rapidez, el ser los primeros en colgar al mundo de internet las fotografías, en una palabra, que no tengo todo el tiempo del que antes disponía.
Marta también ha comenzado a trabajar de nuevo, después de su baja por embarazo y posterior parto. También tengo que reconocer públicamente que es ahora cuando me doy verdaderamente cuenta del trabajo que da la niña, de ese esfuerzo que de manera casi muda ha hecho mi esposa durante los casi cinco meses que tiene ya nuestra pequeña.
A pesar de que seguiré escribiendo sobre mi, sobre mi vida, mis anécdotas o mi forma de ver las cosas, debo enfocar el blog a exponer mis mejores fotografías. Allí donde voy a hacer fotos recomiendo mi blog, para que todo aquel o aquella que desee ver las imágenes lo pueda hacer con total libertad.
Dicho ésto, no puedo hacer otra cosa que lamentar en voz muy muy alta la decepción, por el triste final que aparenta el caso de los niños de Córdoba. Toda España esperaba algún dia recibir la noticia de que los niños se encontraban vivos, pero es cierto que a su vez, las constantes variaciones y dubitaciones en la declaración de José Bretón hacían presagiar lo contrario.
A falta de que se de una explicación seria y formal del aparente error garrafal en el informe de una Perito del Cuerpo Nacional de Policía, otros dos informes anexos llegan a la conclusión de que los restos óseos encontrados en la hoguera de la finca Las Quemadillas pertenecen a seres humanos inmaduros. Blanco y en botella, como suele decirse, porque a pesar de que falta averiguar si esos restos son de Ruth y Jose, ¿quién lo duda?.
Habrá un grupo que entienda mejor que otro lo que voy a escribir a continuación, ese grupo son los que sean padres o madres. A mi, por mucho que me decían que a un hijo se llega a querer de manera inexplicable, no llegaba nunca a descubrir esa magnitud.
Ahora, cuando veo a Laia llorar porque tiene sueño, hacer pucheros porque tiene hambre, dejar resignada sus bracitos colgando junto a su diminuto cuerpo porque no es capaz de alcanzar su sonajero o mirarme fijamente a los ojos para lanzarme una sonrisa, ahora es cuando llego a sentir lo mal que debe de estar una madre para abandonar a su hijo recién nacido en un contenedor, o lo mal que debe de estar de la cabeza un madre para ahogar a su propio retoño con la almohada, y ya no digamos para dormir a sus hijos con pastillas y asarlos en una hoguera, sobre una plancha de hierro para desintegrar los cuerpos a más de 800 grados de temperatura...
Decía Don Bosco: No basta con amar a los niños, es preciso que ellos se den cuenta que son amados. Bonito fin, por hoy. Pobres angelitos.