Aun con la resaca del inolvidable dia de toros vivido ayer afrontaba el día de los enamorados como un día más; nada cambiaba, el despertador sonó a la misma hora, el trabajo a realizar era el mismo y no esperaba sorpresas, dado que Cupido fue muy certero conmigo hace ya cinco años y desde entonces comparto todo con la persona que tanto y tanto busqué.
Son en definitiva días comerciales, jornadas en las que las cajas del Corte Inglés se calientan más de lo habitual, aunque no debemos olvidarnos que el presupuesto actual ha decaído tanto que suele ser bastante socorrida la invitación a comer en el restaurante asiático del barrio o la visita al cine para contemplar la película favorita en cartelera.
Gracias a Dios no ha sido de gravedad, pero un sustillo protagonizado por mi suegro con una fractura de tibia como consecuencia hizo que Marta haya pasado hoy un día más bien regular. Si hay algo que me duele y me hace sentir impotente es cuando la veo llorar, y hoy desolada por la imposibilidad de estar con su familia ha pasado un mal rato en el que yo personalmente no sabía como calmarla, menos mal que Laia con su chupete en la boca hizo en varias ocasiones provocar la atención de su mamá.
Como decía con anterioridad, el día taurino de ayer no pudo llenarme más.
Recuerdo gratamente dos momentos puntuales en mi vida como aficionado taurino. El primer día que mi padre en plena feria de San Isidro me llevó a las Ventas y la primera vez que asistí a un tentadero en el campo, fue en la ganadería de Don Román Sorando, donde pude ver torear a un diestro colombiano, Luis Bolívar.
Está claro que la división entre pros y anti taurinos siempre existió y la seguirá habiendo y en parte hasta lo comprendo porque una cosa es ver al toro como yo pude contemplarlo ayer y otra cosa diferente es verlo en la plaza.
Jamás pensé que podría sentarme en una mesa a comer, acompañado por tres matadores de toros, figuras del toreo, por un ganadero de élíte y sus hijos, perfectos conocedores del buen toro de lidia y de la tauromaquia, por un gran empresario y cerrando cartel un buen periodista y presentador, el cual, casualmente decidió en el mes de noviembre, declarar una fotografía mia vencedora del concurso El Toro en el campo, de Castilla la Mancha televisión. No obstante, a modo de prueba, le mostré la fotografía para ver si la reconocia, tardó sólo un segundo en demostrarme que la conocía a la perfección.
Si Dios quiere deben de quedarme muchos dias como el de ayer, muchas oportunidades de intentar demostrar mi valía como fotógrafo taurino o eso espero, aunque lo que si deseo hoy es la pronta recuperación de mi suegro aunque conociendo su fortaleza pronto estará de nuevo con su rutina.
Mañana viajamos a Albacete con lo que no volveré a mi cita con mis seguidores hasta el lunes, mientras tanto, os deseo un feliz fin de semana a tod@s. Saludos.
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