miércoles, 9 de enero de 2013

El apretón llegó antes que el ascensor



   No es que mi estómago esté del todo recuperado, pero es cierto que nada tiene que ver mi estado anímico hoy con el de ayer. Al parecer se trata de un virus cuyos síntomas son la sensación de frío, vómitos y diarreas constantes. En fin, espero haberlo superado del todo.

   Fue inevitable ayer que me viniese a la cabeza una anécdota que me narraba una compañera hará cinco años más o menos y que me hizo llorar de risa durante más de cinco minutos.

   Antes de estar destinado en tráfico, como muchos de mis lectores saben, presté mis servicios en una oficina durante tres años. Entre otros compañeros, compartía dependencias con dos mujeres. Con una de ellas el trato era casi nulo ya que ella y yo poseíamos un concepto muy distinto de ver las cosas, en cambio con la otra la relación era más estrecha.

   N, que era con la que trataba menos era nativa de un pueblo pequeño de la provincia de Toledo, en cambio M, con la que mejor era mi relación, había nacido en el seno de una familia bastante acomodada de Madrid. M hablaba de una manera más comedida y cuando yo soltaba alguna de mis coletillas, incluso llegaba a escandalizarse.

   Bien, pues entre las muchas cosas que uno hacía para adelgazar, descubrí unas infusiones que lo que provocaban era la asistencia habitual y puntual al baño. Me explico, yo tomaba las infusiones todos los dias a las 9 de la mañana y puntualmente, a las 10:30, me entraban unas ganas horribles de ir al baño, tenía que dejar todo lo que estuviese haciendo, porque el apretón era tremendo. Al sentarme en la taza del baño era una sensación como si se me apareciese el Arcángel San Gabriel, aunque nunca me vi la cara...

   Al ver los resultados tan bruscos del citado tratamiento, desistí de tomar las dichosas infusiones a los muy pocos dias de empezar. Las tomé durante dos semanas escasas, pero los sábados y los domingos hacía descanso de la toma.

   Bueno, pues se me ocurrió la idea de proponer el tratamiento a mis compañeras de trabajo, que pretendían perder unos kilos antes de que llegase el verano. N no quiso ni empezarlo, pero M aceptó la idea y compró en la farmacia una caja de infusiones.

   Las tomó durante la primera semana y pronto descubrió los bruscos efectos secundarios, a pesar de que yo se los había advertido. Pero ella no dejaba de tomarlas los fines de semana y el problema llegó tan sólo unos dias después.

   El segundo fin de semana, M varió la hora de la toma de la infusión y parece que el cuerpo no detectó repentinamente el cambio de horario, sino que fue unas horas más tarde. M tomó la infusión muy temprano, no notó las ganas de ir al baño, así que cogió a sus hijos y se marchó al parque. Cuando tan sólo llevaba cinco minutos en el abarrotado parque, notó que las tripas comenzaban a centrifugar. Alarmada, cogió a su niña por la manga del abrigo y bajó al niño de manera apresurada del tobogán.

   Los niños no entendían el enfado de su madre, sus apresurados movimientos; desconocían que habrían hecho mal. Pero M sólo quería llegar a casa, y arrastraba de sus hijos a toda prisa, de tal forma que los diminutos pies de los niños casi no pisaban el suelo.

   M veía el cielo abierto cuando torció la última esquina hacia su bloque, casi ni saludó al conserje de la finca, los niños sudaban a mares y jadeaban cuando esperaban frente a la puerta del ascensor. Ese ascensor que no llegaba, no llegaba, M no sabía ya cómo poner las piernas, como apretar. Llegó el ascensor, subieron, pero antes de llegar a la tercera planta, sucedió. La infusión culminó su trabajo y los niños miraron a su madre. Escucharon un ruido que no les cuadraba y sucedió el olor. M más colorada que un pavo, tan sólo pudo aguantar el tirón, abrir la puerta e invitar a sus hijos a que continuaran sus juegos en sus habitaciones.

   Ella por supuesto, dejó el tratamiento. Esta vez, la luz del ascensor fué más lenta que la infusión.

   Por cierto Laia está para comérsela, ¿¿o no??.

   Buenas noches a tod@s.

2 comentarios:

  1. venga dinos el nombre de la infusión !!!

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  2. Que anecdota mas buena , pero que mal rato tuvo que pasar la pobre. Y siiiiiii claro que si Laia esta para comersela cada dia que la veo esta mas cambiada y mas guapa. UN BESAZO. Tu tata.

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