lunes, 14 de enero de 2013

¡Por fin presiden nuestro salón!



   Un pastor alemán, un boxer, un teckel o un bretón tienen una cualidad común, son razas de perro. Si, tienen cuatro patas, comen pienso o carne y ladran, pero poco tiene que ver la funcionalidad cazadora del bretón con el carácter territorial del mastín.

   Idéntico es el ejemplo con el toro de lidia. Nada tiene que ver un toro de encaste Santa Coloma, con otro de encaste Domecq, Murube o Parladé. Pero las diferencias no son únicamente de comportamiento, igual que el boxer posee unas orejas cortas y al bretón le cuelgan, un toro de Parladé suele dar miedo por sus tremendos pitones  y uno de Santa Coloma se distingue por su habitual pelaje cárdeno (entrepelado blanco y negro, con resultado de color grisáceo).

   A pesar de que yo me consideraba (en pretérito) más o menos entendido, al conocer a mi amigo Salvador pude comprobar que mi ignorancia era inmensa. Él además de haberse empapado cantidad de libros sobre el asunto, plasmaba en sus pequeñas esculturas todas esas diferencias morfológicas y cromáticas.

   Ya le dediqué un post a los pocos días de habernos conocido en persona, puesto que hasta ese momento tan sólo habíamos hablado por teléfono. Al ver la colección de toros que él tenía colgada en su salón quedé prendado y tardé sólo un par de semanas en hacerle mi encargo. Lo veía como la alternativa perfecta a la imposibilidad de colgar en mi salón una cabeza disecada a tamaño natural.

   Bien, pues hoy llegó el día. Salva no sólo vino acompañado de los veinte toros que presiden hoy mi salón, sino que también pude compartir un rato con otro gran aficionado y perfecto conocedor del toro de lidia y su mundo, Don Antonio Buendía, padre de Salvador.

   Sólo hemos estado juntos unas cinco horas, pero escuchar sus anécdotas, sus apuntes y sus afirmaciones, han hecho que desde hoy ocupe en mí un lugar privilegiado en el conjunto de los aficionados a la tauromaquia. Demuestra un perfecto conocimiento que es el que yo siempre he perseguido y perseguiré. 

   Don Antonio, del mismo modo que usted ha mostrado su agrado por mi manera de escribir, desde este espacio le expreso mi respeto, mi admiración por su saber estar y mi envidia sana por su conocimiento del toro y la tauromaquia. Sin duda compartiremos en más ocasiones tardes de toros y tertulias sin prisa alguna.

   En cuanto a la colección que desde hoy adorna nuestro salón y realza mi afición al toro, sólo agradecerte Salva una vez más tu rapidez, tu perfección y tu seriedad.

   Nadie podrá decir que mi niña no tiene arte y valor ¿eh?, a ver si alguien se atreve a tocar el hocico a un Miura a tan sólo unos centímetros. 

   Buenas noches a tod@s.

1 comentario:

  1. No diras que no estabamos esperando el post. Casi antes de colgarlo ya lo tienes comentado.
    Por cierto, menudo arrimon de Laia Padilla

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