lunes, 26 de marzo de 2012

Cuba: podrán morir las personas, pero jamás sus ideas.



   Al ver hoy en el telediario que Su Santidad el Papa se disponía a visitar la isla de Cuba me vino a la memoria el viaje que realicé a la isla junto a mi amigo Javi y su primo Ángel María en el año 2004.  
  Con los litros y litros de sangre derramada en los atentados del 11 M muy recientes aún en mi memoria y coincidiendo con el dia en que José Luis Rodríguez Zapatero fue elegido Presidente del Gobierno, el 14 de marzo de 2004 nos montamos en un avión rumbo a ese paraíso sexual para algunos que con posterioridad descubrí que era una calamidad para muchos más todavia.

   Mis ideas políticas las asemejo a aquello que comentaba en otro post de ocultar mi profesión, ¿para qué?, si como dice mi hermano todo eso es como un embarazo, por mucho que lo quieras ocultar al final se termina sabiendo; me decanto algo más por la ideología de la derecha, pero que no me saquen de ahí, porque inmediantamente me delato como un total ignorante del tema. Así llegué a Cuba. Ya era de noche, pero desde el peugeor 405 en el que nos recogieron en el aeropuerto (que por cierto, ìbamos seis apretujados porque la única señora pesaba como dos veces yo),  tan sólo se distinguian junto a la carretera carteles y carteles con mesajes de índole política: que si la Revolución, que si el Che, que si morir de pie o vivir arrodillado...

   Un conocido de Paracuellos del Jarama que ya habia viajado en multitud de ocasiones a Cuba, nos recomendó a esta familia. De esta manera pagaríamos mucho menos por la casa, como unos 20 dólares diarios entre los tres, nos darían de comer a reventar y tendríamos la libertad de hacer lo que nos diera la gana en la casa. Al momento de ocuparla comprobamos que teníamos aire acondicionado en tan sólo una de las habitaciones pero Jorge, el dueño de la casa, se apresuró en decirnos que era algo prohibido totalmente en la isla por lo que no podríamos comentarlo. Pasados tan sólo 20 minutos conocí al que sería mi vecino durante 15 dias, Wisper, un niñito precioso de 3 años, que no hablaba ni una sólo palabra y siempre andaba descalzo.

   Era diario contemplar las calamidades. Vivíamos en plena Habana vieja, entre las calles Gervasio y Belascuaín, muy próximos a un hospital y a tan sólo 150 metros del Malecón. Me llamó la atención la seguridad, policías a cada 100 metros. Siempre nos acompañaba una persona que era como nuestro guía y chófer particular, el cual tenía que andar con mil ojos porque si algún policía le veía relacionarse con nosotros estaba asegurada la multa. Me llamó sobremanera que nadie pudiera comprar o vender una casa, la existencia de una cartilla de racionamiento por la que le daban leche a los niños sólo hasta los 6 años de edad y lo que más, que a pesar de tanta carencia, la totalidad de la gente baila y canta por la calle como si nada.

   Organizamos un viaje para visitar las playas de Varadero el cual duraría dos dias, por lo que hasta pasados 3 dias no regresaríamos a nuestra casa de la Habana. Desde el segundo dia, en el que calcé a mi vecinito Wisper, él venia todas las mañanas con las zapatillas cogiditas por la punta de los cordones para que se las pusiera y de paso le diese un caramelo de mi maleta, que le encantaban y le duraban un instante. Aunque no hablaba, aquel dia que nos marchábamos a Varadero él sabia que no volvería esa noche, por lo que me pidió con la mano que le diera más de un caramelo, pero hubo una incidencia, ¡se me terminaron!. Él abrió mi maleta y vió que tenía chicles de Orbit de menta, y a pesar de que le advertí por activa y por pasiva que picaban mucho, él se puso a llorar enrabietado para que le diera uno. Accedí, se metió el chicle en la boca, lo masticó dos veces y cuando empezaron a asomarle las lágrimas en los ojitos, cogió el chicle con dos dedos, se lo sacó de la boca, sopló cuatro o cinco veces y se lo volvió a meter nuevamente. Repitió cinco o seis veces la operación y allí se quedó jugando con sus amigos en la calle. Yo marché a Varadero donde pude comprobar la veracidad de lo magnífico de sus playas de arena blanca, comí caimán y probé una fruta que no me gustó en absoluto, la guayaba. Como nuestro chófer se habia clavado una botella de Habana la noche de antes, me tocó conducir a mi la tartana del 405 hacia La habana, por la "cuatrovias" (como ellos llaman a una autovía con dos carriles para cada sentido), esquivando baches de medio metro de hondos y hasta un carro con un caballo que me salió de la mediana y se cruzó todo mi sentido como a unos 350 metros de nuestra posición.

   Regresé a la Habana pasados 2 dias y volví a ver a mi vecino Wisper, vino corriendo a darme un abrazo y le vi mover los labios. Comprobé que comía, alucinante, pasaron tres dias y Wisper conservaba el chicle de Orbit. El viaje incialmente estaba previsto para 15 dias de duración , al duodécimo cambiamos los billetes para regresar a Madrid. Es cierto, vimos playas geniales, montamos en moto acuática, nos bañamos en playas increibles, visitamos discotecas inmensas repletas de gente que bailaba a cual mejor, hicimos fotos en momunentos y lugares preciosos, pero nos hartamos de ver injusticias, de ver gente desamparada, casas que se caían, escuchar relatos de gente que deseaba ir a Miami o España y no se les permitía la salida de su país y un largo etc.

   Quiero anotar aqui una frase que leí de un periodista cubano, dice así: Cuba es un país que produce canallas, delincuentes, demagogos y cobardes en relación desproporcionada a su población.

   Wisper se abrazó a mi el dia de la despedida, lloraba menos que yo, pero lloraba y me dijo sus primeras palabras "no no". Fue una de las despedidas más duras de toda mi vida. Lo único que deseo con toda mi alma es que Wisper, sea un mulato guapo de 11 años, que tenga la oportunidad pronto de vivir otro tipo de vida a la que yo conocí en aquella Isla.

  

2 comentarios:

  1. Precioso relato amigo a la par que vecino. Un abrazo fuerte, buenas noches y espero que Laia este tranquilita en el lecho de su madre.

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  2. Aunque siempre he tenido claro que todos mis sobrinos son perfectos, desconocia tus dotes para emocionarnos con la escritura. Te sigo cada dia y me tienes alucinada. Tus entradas son preciosas y reflejas en ellas tu calidad humana.Os quiero mucho a los tres.
    Buitrago

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