sábado, 24 de marzo de 2012

Galicia calidade



  
     He de confesar que cuando viajé por primera vez a Galicia lo hice más pensando en cómo iba a dirigirme por primera vez a un señor alto, robusto y en principio desconocido que en la idea de conocer una Comunidad Autónoma ignorada por mi hasta entonces.

    Por ser la tierra natal de mi esposa, hasta antes de que Laia fuese encargada a París, viajabamos absolutamente todos los meses al menos una vez. Marta es de un pueblo de la provincia de Pontevedra, llamado Salceda de Caselas, próximo a localidades como Tui, Ponteareas o Porriño y a tan sólo unos minutos de la frontera con Portugal. Me centraré más en relatar vivencias de esta parte de Galicia que es la que más conozco. 

   Los primeros viajes pensaba descubrir el extendido tópico de niebla, lluvia, malas carreteras y aprender a "lidiar" con el carácter raro de los gallegos. ¡Qué error!. Empezaré por confirmar que Galicia posee multitud de parajes por descubrir, desde faros a ermitas, pasando por monasterios o pazos monumentales, casas de piedra autóctona de ensueño, parques naturales y viñedos de verdadera envidia. No existe masificación en absoluto y a sufridores como yo del Madrid cotidiano, se nos hace rarísimo despertar a las diez y media de la mañana con el cantar de un gallo o el ladrido de un perro cuando el sacristán comienza a tocar las campanas de la iglesia.

   Mi primer viaje el paraguas lo usé si, pero para taparme la cabeza del sol que machacaba con 40 º de temperatura. Primer mito desmentido, aunque bueno, era verano y España atravesaba una ola de calor. Pasaron los meses y es cierto que casi todas las nubes que entran a terriorio nacional yo creo que sellan su pasaporte en Salceda. Suele llover, pero es esa lluvia finísima que lejos de entristecerme como le pasa a algunos, a mi me relaja y me hace reflexionar lleno de calma. También llegan dias excelentes en los que cualquier rato de sol, entre tanto verdor lo disfrutas mil veces más.

   Hecho el inciso de lo climatológico, ¿qué decir de la gastronomía?. Se traduce en que cinco dias allí (que es lo que suelen durar nuestros viajes) se traducen en un par de kilos de más que viajan para Madrid de vuelta. Empanadas de todas clases, cocido gallego con su verdura y sus alubias, pulpo a feira, jamón asado, bacalao, etc etc etc. Todo ello habrá que regarlo bien, pues que no falte el albariño, ribeiro o directamente el tinto casero, que en el 80% de los hogares existe bodega propia. En este último aspecto además de otros muchos, estoy convencido de que tuve la suerte de desembarcar en el mejor de los hogares, ya que mis suegros poseen viñedos y tras la vendimia anual elaboran un tinto totalmente natural de un paladar magnífico. Postres como larpeiras o roscas y para que todo haga digestión, aguardiente casero que no falte, sea de hierbas, café o blanca, elaborado también según método tradicional.

   Llega el turno en el que más quiero detenerme. Al igual que el incierto mito de que el sevillano es chulo y desagradable como todos los andaluces,  el gallego tampoco es desagradable ni raro. ¿En qué Comunidad Autónoma de nuestro país todos los habitantes son risueños y nobles?, habrá de todo como en todos sitios. Pues eso pasa en Galicia. Gente hospitalaria, amable, dulce, bromista, trabajadora... Es cierto que no puedo comparar a mi familia política con nadie, pero tampoco puedo desmerecer a todas las personas que he conocido a través de ellos. Son casi cuatro años viajando alli, he conocido a muchísima gente, pues bien, no es posible invitar a una ronda, en el coche no cabe ni un alfiler a la vuelta a la capital y siempre encuentras un abrazo y un graciñas como respuesta. Considero a l@s galleg@s gente muy difícil de superar, esa es mi calificación perenne y definitiva.

   Verdes paisajes, montes enteros de eucaliptos o pinos y sonidos de gaitas que tanto se extrañan cuando pasan las semanas y no los distingues. Tierra que me ha acogido como estoy seguro que acogen a todo el que les visita.

   Especial mención en el post de hoy a esa familia que ya es mia, no nombro a nadie, los englobo a todos. Familia a la que añoro dia a dia y a pesar de tenerlos a 600 km de distancia los llevo siempre conmigo y les agradezco de corazón las muestras de cariño hacia mi que siempre les parecen pocas.

   Galicia calidade, agora e sempre. Moitos bicos.

  

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