El dia después

 

   Una vez transcurrido el dia después del disgusto, debo reconocer que, si bien no me arrepiento de nada de lo que ayer expresé, hay una coletilla, que pudiera ser mi post de hoy.

   Durante parte de la noche de ayer y la totalidad de la mañana de hoy, me sirvieron las horas para digerir el disgusto. Siempre se ha dicho que las penas con pan, son menos penas, y es realmente más llevadero el enfado cuando no paran de llegarte mensajes de apoyo: Marta, mi tía Isa, mi Tata, Merino, Samuel, Carmina y el resto de familia y amigos (es imposible enumerar a todas las buenas personas que me rodean). Pero bien temprano me llegó una llamada de quien se a ciencia cierta que me estima como si fuese uno más de sus hijos, mi tía Carmen.

   Preocupada por mi relato de ayer me llamó a primera hora, pero me fue imposible responder por estar en ese momento realizando mi trabajo, como siempre lo he hecho, con plena dedicación y lo mejor que me es posible. Mi buzón me avisaba de que tenía un mensaje nuevo, no me sorprendió al escuchar a mi tía pidiéndome que me pusiese en contacto con ella para sacarle de dudas.

   Así lo hice tan pronto como me fue posible. Mantuvimos una conversación no muy larga, en la que yo le expuse por encima el por qué de mi enfado y en la que acto seguido ella desarrolló su opinión al respecto y me lanzó un sólo consejo. Tanto a ella como a mi tío nadie les ha regalado el día a día, han tenido que pasar frío y calor como el resto de los mortales, han pasado épocas buenas, regulares, peores, requetepeores, pero ahí están, derechos como una vela a pesar de haber afrontado (como casi todos) las embestidas alocadas de la vida.

   Sabio tu consejo de valorar la familia que hemos formado Marta y yo. Sabia tu recapacitación sobre el valorar mi excelente situación si se compara con la de otras muchas personas que se afanan por pelear con uñas y dientes en este difícil momento.

   Ella se limitaba con sus palabras a darme la razón, pero a enseñarme a enfocar el tema desde un punto distinto de partida, que a la larga, me llevaría a una meta muy diferente a la que en un principio podía augurar.

   En definitiva, que si tia, que admito que el enfado ayer me hizo dramatizar un poco el tema, pero a pesar de todo, se que en parte me das la razón y no es del todo justo. Tan sólo me queda jugar mis cartas lo mejor posible, porque esas son las que poseo, quiera o no quiera. Pero ante todo, gracias por tu enésimo consejo y gracias por aportarme la lucidez que siempre me has transmitido como uno más de tus retoños. Dejaremos pasar un poco el tiempo, haber que nos depara. Gracias por todo, te quiero mucho.

   Buenas noches a tod@s.