lunes, 5 de noviembre de 2012

Que Dios nos coja confesados...




   No lo puedo remediar, cada vez que veo la noticia en televisión me entran sudores.

   Es una verdadera bestialidad que en menos de mes y medio a la cifra de parados se le sumen 125.000. Más allá de culpabilidad, remedios y desalojos, ¿está preparado todo el mundo para trabajar en otra cosa? ¿acaso tiene todo el mundo un as bajo la manga para sacarlo cuando se haga necesario el comodín del público?.

   Yo casi siempre todo lo comparo con el mundo taurino. El mismo sábado, viendo un conocido programa de tauromaquia de la segunda cadena, mi mujer me preguntaba si el famoso torero al que entrevistaban tenía alguna clase de estudios. Mi respuesta fue contundente, casi casi ni la educación primaria, como la mayoría. Jesulín de Ubrique, El Fandi, El Juli, toreros importates, con buenos patrimonios, pero han leído pocas veces el Quijote, ni han hecho muchas ecuaciones de primer o segundo grado, pero ahí están, jugándose la vida cada tarde, es el trabajo que ellos decidieron en su día desarrollar.

   En mi etapa como aficionado práctico, recuerdo especialmente una tarde en un pueblo de Cuenca, llamado Tébar. En aquella ocasión yo toreaba en la cuadrilla de un rejoneador que apenas empezaba a construir en su mente el sueño de ser torero a caballo y torear en las primeras plazas de España. Compartíamos cartel con un novillero local que para nuestra sorpresa, se presentó en la plaza apurando el tiempo al máximo y encima sin banderilleros ¡toma!. Los clarines y timbales de la pequeña plaza portátil empezaron a sonar, y justo cuando nos estábamos liando el capote de paseo se acercó el padre del muchacho para pedirnos el favor de que lidiásemos también los dos novillos de su hijo, ya que no había sido capaz de encontrar banderilleros.

   La noticia fue amarga, porque de torear dos novillos a cuatro va diferencia (es el doble de miedo el que se pasa), pero además es que no es lo mismo lidiar un novillo de un rejoneador, en el que todo lo hace él con sus caballos, que lidiar los de un torero de a pie, hay que pasar el trago de las banderillas, de darle la puntilla, etc, etc, etc. En fin, se aceptó el reto y gracias a Dios y a la Virgen del Pilar (que me acompañó todas las tardes que me puse el vestido de luces), todo salió estupendamente.

   Pero mi sorpresa llegó después de la novillada. Los tres banderilleros compartíamos una habitación de un hotel cercano a la plaza, y cuando ya nos habíamos duchado y cambiado el disfraz por los vaqueros, uno de los banderilleros se dirigió a mi con la cara colorada como un pavo, para rogarme que si podía modificar el boletín que él tenía que entregar a la empresa organizadora del festejo con el fin de cobrar su sueldo. En el boletín que él traía relleno figuraba festejo de rejones, cuando ahora debía poner festejo mixto. El hombre no pudo disimular más y me reconoció que era completamente analfabeto y no sabía escribir ni leer. Por supuesto que accedí y le rectifiqué el concepto.

   Aquello de vuelta a Madrid me hizo traer la mente maquinando sin parar. Pensaba en mi, en mi trabajo, en que hay personas que nacen con un don que deben desarrollar a lo largo de su vida para subsistir y no pueden ni saben hacer otra cosa. Es mi caso, si hoy tuviese la desgracia de perder mi trabajo y verme en la tesitura de la cantidad de familias que pasan calamidad... No se hacer otra cosa, no conozco un oficio; de la misma manera que el gitano que nada más nacer está bailando sin haber ido a una escuela de danza en su vida, o tocando la guitarra como los ángeles sin saber ni una pizca de solfeo. Cuantos maestros albañiles guardando la cola de la foto del post de hoy, cuantos maestros pintores, cuantos poseedores de licenciaturas, diplomaturas, bilingües, catedráticos...

   Mejor no pensarlo y volver a rezar antes de dormir como todas las noches para dar gracias, gracias y más gracias y mañana intentar ayudar al ciudadano lo mejor que pueda y sepa, de paso, echaremos una oración por todo aquel que lo necesite, que son bastantes.

   Buenas noches a tod@s.

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