miércoles, 2 de mayo de 2012

Algunos se destacan del pelotón




   Querida Laia:

   Cuando ya haya pasado el Ratoncito Pérez varias veces por nuestra casa, cuando, siempre que tu lo desees, hayas hecho la Primera Comunión e incluso, cuando ya hayas preguntado a mamá por cómo llega la cigüeña a Alcobendas si está tan lejos de París, sabrás darte cuenta de que tu padre no es, ni mucho menos, nada parecido al señor de la fotografía que encabeza mi post de hoy.

   Bien es verdad que tampoco soy bobo, pero cuando me encuentro en clase y más aún cuando se tratan materias complicadillas como las que se aprenden en este curso, la verdad es que me cuesta centrarme y tengo que poner mucho de mi parte para no distraerme.

   Pero si hay algo que me irrita, es que alguno o algunos, tras haber estado una semana completa más callados que en misa, observando si alguien controlaba del tema más que ellos o no, al comenzar la segunda semana de curso comienzan a sacar los pies del tiesto, a hacer comentarios a destiempo, a tocar las narices y a hacer sentir mal a otros compañeros que les va a costar bastante sudor sacar el temario adelante. Para muestra un botón, si encima de que el temario como digo es lioso y peliagudo, hay un listillo, maño, feo, con poco pelo (no tengo nada contra los maños ni los calvos, vaya por delante) que pretende sacar pecho como los palomos en celo, pues se hace todo un poco más cuesta arriba.

   El pelotón, Laia, pedaleamos casi casi al son, es verdad que alguno se mantiene aún con el plato grande y el piñón pequeño, yo ya he cambiado a algún piñón más grande y es que estoy aprendiendo demasiadas cosas a la vez, que para mi eran desconocidas. 

   Mi hermano, conocedor de refranes, dimes y diretes como casi nadie, alguna vez nombra al "Maestro Liendre", ese que de todo sabe y de nada entiende. Este "coleguita" mío, que desarrolla su trabajo allá por Calatayud no aparenta ser mala persona, más bien todo lo contrario, pero hace algunos dias ya, nos dejó a los 19 alumnos restantes con la boca abierta, cuando el profesor de la clase intentó sin éxito abrumarle con preguntas cruzadas a las que éste respondía con respuestas del calibre 9 milímetros parabelum. Pim pam pim pam pim pam, resultado, uno ileso y 19 heridos casi de muerte...

   Menos mal que no es preguntón, que si no ya era para morirse, pero para eso Laia, ya tenemos en clase a otro malagueño saleroso, sin bata de cola, ni peineta, ni mantilla, pero ojo, no acaba el profesor una frase y ya está él iniciando la pregunta.

   En resumen, espero querida Laia, que aceptes a tu papá siempre con sus pros y sus contras, con sus limitaciones, como todos. Yo por si acaso, intentaré enmascararlas lo mejor que pueda para que siempre se te llene la boca cuando hables de mi. Te quiero mucho preciosa.

   Buenas tardes a tod@s.

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