Querida Laia:
Como a todos nos llegó en su día, llegará el momento en el que tendrás que decidir el rumbo que deseas que tome el velero de tu porvenir, tu futuro laboral. Tu padre, desde muy pequeñito ya se decantaba por el color verde y no espere mucho más allá de la mayoría de edad para comenzar a recorrer mi camino.
Si el dia de mañana, sea por el motivo que sea, me dijeses que te gustaría ser Guardia Civil tardaría bien poco en responderte que te apoyaré hasta el fin de tu objetivo (como tu abuelo lo hizo conmigo), pero casi casi al unísono te daría un consejo, que estudiases fuerte para entrar desde la Escala de Oficiales, no es que tenga nada malo comenzar desde la base piramidal, pero día a día me voy dando cuenta de cosas que me hacen arrepentirme de no haberlo intentado yo. Desgraciadamente, ni el reloj de mi muñeca, ni el del salón, ni el de la cocina, ni ninguno para de dar vueltas, con ello quiero decir que no hay marcha atrás en la vida y para mi ya es demasiado tarde esta teoría, por eso si tu algún día te decantas por formar parte de la Benemérita tienes que prometerme que al menos intentarás conseguir que las hombreras de tu primera guerrera luzcan dos brillantes estrellas de seis puntas, ¿trato hecho?.
Cuando yo ingresé tenía unas espectativas que no eran otras que ascender lo más pronto posible a Suboficial, y si podía ser no tener nunca una relación con una mujer que fuese Guardia Civil como yo para no andar cediendo ninguno de los dos en nuestros destinos, pues al traste mis espectativas, ni lo uno, ni lo otro, si bien es cierto que no he podido estar más acertado y hoy en día soy el más feliz en lo personal y en lo laboral. Igual que en la fotografía de hoy, en la carrera militar es cierto que por mucho que te empeñes en subir escalones, siempre hay alguno por encima y eso a veces me hizo enfriarme a la hora de proponerme el ascenso, aunque nunca es tarde si la dicha es buena.
Bien, toda esta introducción la hago para intentar explicar lo que me ha sucedido hoy.
Mi querida Laia, si bien es cierto que tu padre es bastante tímido cuando se encuentra en público, en la mañana de hoy, en el transcurso de una reunión mi Jefe directo me ha consultado si para el grupo de transportes consideraba que se podía plantear alguna mejora. Tu padre, pensando en el bien común y no sin ponerse antes colorado como un pavo, ha expuesto su idea. En el transcurso de los dos minutos que he tardado en argumentar mi propuesta, otro Oficial me ha interrumpido de muy malas formas en cuatro o cinco ocasiones, dicho sea de paso, ese Oficial era el tejado sobre el que yo estaba tirando las piedras. Unas 25 personas nos observaban y escuchaban, hasta el momento en el que mi Jefe ha optado por recomendarnos que hablásemos el tema al finalizar la reunión global que ya iba por la tercera hora de duración (ininterrumpida, las vejigas ya empezaban a tener el tamaño de una sandía).
Decía muy frecuentemente mi tío Pepe a mi abuelo una frase cuando mi tata o mi madre se ponían pesadas con él para que se tomara las pastillas recetas por su médico: "Padre, no es por darles la razón, pero cuando la llevan hay que dársela", pues bien, en eso pensaba yo cuando el citado Oficial se ha dirigido a mi, con tan sólo un Suboficial como testigo. Daba unos pasos en mi dirección de un metro y medio, y con un "¿qué te pasa?" ha comenzado su parrafada. Laia, te voy a hacer alusión a otras dos frases muy taurinas, la primera se la escuché a un ganadero gaditano: "siempre pa' lante, pa' trás ni pa' coger impulso" y la segunda es un remix mio: el miedo, tan sólo es para los toreros malos y los ladrones. ¿Dónde quiero llegar con ésto?, muy fácil, cuando tú Laia creas que lleves la razón en algo, debes defender tus argumentos a capa y espada y por muy soez que sea el adversario, tendrás que aprender a tragarte la ira y responder lo más serena que puedas Laia; eso justamente es lo que ha hecho tu padre, con las manos a la espalda, posición relajada y los pies bien asentados en el suelo, cuando mi Oficial ha terminado de abroncarme he cerrado el diálogo con un "simplemente hago mi trabajo y respondo con mis obligaciones, si no ordena nada más, a la órden". Me han pitado los oidos toda la tarde...
¿Por qué motivo hubiese tenido que meter el rabo entre las piernas y salir corriendo como un perro?, siempre he tenido una premisa y la mantendré mientras me lata el corazón, no me gusta buscar problemas a nadie, pero yo tampoco tolero que me los busquen a mi. Cada uno con su responsabilidad.
Laia, el tema de hoy es muy complicado para que lo entiendas antes de los 30 años, porque los tengo yo y aún no lo he entendido después de darle vueltas al coco durante todo el día... Pero bueno, para eso hice mi blog, darme a conocer un poco más y desahogarme.
Muy bueno!!!! Y cuando se ponga terco como Belén Esteban ( cerrar los labios y a otra cosa) jajaja un abrazo Masiel y que sepas que te sigo todos los días.
ResponderEliminarYo Jose solo te puedo decir una frase que ultimamente a mi me sirve y dice así "Al final de la partida, el rey y el peon van a la misma caja".
ResponderEliminarAnimo, porque aunque no he trabajado contigo, se que eres un gran profesional que ama su profesión y que eres una persona íntegra para hacerla lo mejor posible.
Un abrazo.
Carmina.