Inevitablemente el tiempo pasa con la misma fugacidad con la que los cazas del Ejército del Aire sobrevuelan el cielo de Madrid el día de la Fuerzas Armadas, con la misma rapidez con la que se desarrolla el trabajo bien aprendido o a la misma velocidad con la que se dirige un turista sediento hacia un chiringuito de playa para tomar una cerveza fresquita.
Pues con la misma rapidez o más ha pasado un año desde el fatídico suceso del terremoto que azotó la localidad murciana de Lorca. Como me viene pasando estos dias atrás, no estoy al tanto de las noticias, no veo el telediario al medio dia, como es costumbre en mi vida cotidiana.
De nuevo estoy en Madrid para pasar el fin de semana junto a mi mujer y mi niña, por tanto he podido ver un reportaje esta tarde en el que se trataba el aniversario de esta catástrofe. Imágenes como la de arriba o saber que entre los fallecidos hubo dos mujeres embarazas y un niño de 13 años hicieron que la magnitud de la desgracia fuera aún mayor.
Las respuestas fueron inmediatas, ayuda médica, psicológica, económica. Llegaron los funerales de las víctimas mortales, se procedió a limpiar de escombros la vía pública, a derrumbar cientos de viviendas que se vieron seriamente afectadas por el seismo. Cantidad de las viviendas que sobrevivieron tuvieron que ser apuntaladas y desalojadas por el peligro que conllevaba para los inquilinos.
Se debía de realojar a esos vecinos de Lorca en lugares provisionales hasta que se repararan los desperfectos o hasta que se les pudiera dar una vivienda para paliar su pérdida, que en la mayoría de los casos había sido absoluta, ropa, mobiliario, recuerdos, todo.
Hoy se cumple un año. Tras el terremoto, cantidad de autoridades políticas, militares, territoriales y de toda índole posible, hicieron su desfile por las calles de Lorca. Todos arrimaban el hombro para enmendar el desastre en el menor tiempo posible, todos se rasgaban las vestiduras "se va hacer tal", "se va enfocar de tal manera el problema". El mismo día 11 de mayo, pero del año siguiente, sigue prácticamente todo igual, la única salvedad es que no hay cadáveres tirados en el asfalto porque están en el cementerio, donde deben reposar para siempre, y tampoco hay escombros y cascotes de ladrillo, porque se barrieron los días siguientes. El resto, solares sin edificar donde aquel día existían edificios que fueron abajo, bien por el seismo o bien por las máquinas excavadoras al haberse decidido su demolición, casas apuntaladas a las que nadie da una solución, desperfectos en vehículos o negocios en los que ningún seguro responde. Es sencillo activar el contestador automático ante llamadas desesperadas, al igual que es fácil recitar la frase típica de: "un momento, que eso lo lleva el departamento tal o cual, le paso..." a escuchar la musiquita y ya cuando te canses cuelgas.
¿Dónde están las soluciones y las ayudas?, era el mensaje que rezaba en una pancarta hoy en la manifestación que se ha llevado a cabo por las calles de Lorca. Marketing, política y mala suerte para los de siempre, para esos que hoy se les veía llorar a más no poder.
Lástima ser pobre y no tener en mi bolsillo la solución para ayudar a todas esas familias que hoy veía derramar lágrimas desconsoladas. ¡Qué impotencia!. Descansen en paz los fallecidos y desde aqui mi abrazo a la gente de Lorca y a todos los murcianos, gente a la que quiero y respeto mucho por cómo me acogieron en aquel mi primer destino, San Pedro del Pinatar. Dios quiera que pronto llegue la solución para el pueblo Lorquí.
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