jueves, 12 de abril de 2012

Siempre con ayuda de la vieja escuela



    Hoy me ha ayudado mucho la visita al Pediatra con Laia para despertar en mi mente un recuerdo que hace tiempo yacía dormido muy dentro de mi, la añozanza y el recuerdo de las costumbres y los recursos de antaño, de la vieja escuela.

    A esta vieja escuela reconocía pertenecer la pediatra, la Dra. Pascual, reconocida profesional en Alcobendas desde hace muchos años y a su vez médico de cabecera de mi familia de siempre. Cuando le hemos comentado las directrices que nos habían dado los profesionales del hospital tan cualificado donde nació Laia (Quirón, donde también se recupera Felipe Juan Froilan de todos los Santos...) para afrontar los primeros llantos y las primeras dificultades a pagar por ser primerizos, se echaba las manos a la cabeza. Mientras un ginecólo nos dijo que Laia podía dormir bien boca arriba o bien de lado porque lo de la muerte súbita ya era pasado, la Dra. nos ordenó que sólo de lado para evitar sustos; mientras el pediatra del hospital nos dijo que le limpiásemos el cordón del hombliguito con suero agua y jabón, la Dra. nos ha hecho ver que lo mejor siempre fue el alcohol de 70º, ya que si una herida que se pretende secar, a diario la mojamos y ablandamos, alargamos el proceso, y un largo etc de ejemplos.

   A lo que voy, siempre se recurre a lo tradicional, a lo que se ha hecho toda la vida obteniendo los mejores resultados. Mi pregunta a un Dr. hace dos dias fue: "¿Doctor, existe algún remedio para paliar el hipo cuando le surja a la niña?", él puso la misma cara que cuando circulas por una carretera secundaria de noche, ves un conejo y le das las luces largas, "no conozco ninguno", fué su respuesta. Esa misma tarde, mi abuela Alejandrina, la bisabuela de Laia, antes que se presigna un cura loco, al primer hipo que le surgió a la niña, le colocó una pelusa amasada en la boca con su saliva. Será o no efectivo, pero la leyenda existe y a la niña se le pasó el hipo.

   Del mismo modo perdura la protección a los niños contra el famosísimo mal de ojo. Cantidad de amuletos son los existentes para combatirlo. Bien es verdad que yo si creo en esas cosas y las respeto al máximo; claro está con un límite.

   Lo mismo pasa con utensilios que fueron creados cuando muchos de nosotros aún no habíamos aparecido en este mundo pero dieron como fruto alguno de los actuales. Quién no ha conocido las planchas antigüas, el arado, el yunque, las pilas de granito para lavar la ropa, el botijo, el almirez, objetos que alguna vez hemos tenido entre nuestras manos o los hemos palpado, incluso utilizado.

   En el pueblo de mi madre, frecuento bastante un bar (el bar de Ángel Luis), en un rincón hay colgada una fotografía muy grande de un agricultor, allá por los años 30, vestido con boina negra, chaleco del mismo color y pantalón claro. El señor en cuestión aparece de espaldas a la fotografía siguiendo a una mula que lleva enganchado un arado de la época, y se encuentran trabajando bajo un sol de justicia en un inmenso campo manchego. Me fastidia ver esa foto colocada en un lugar del bar donde apenas nadie la puede observar, yo cada vez que lo hago me pregunto qué pensaría ese hombre cada vez que levantase la cabeza y viera la cantidad de trabajo que le quedaba por delante. Y si ese hombre (casi con certeza fallecido ya) levantase de su tumba y viese los tractores que existen actualmente con calefacción, aire acondicionado, cd o mp3... seguro que pensaría que estaría en otro planeta, pobre.

   Pero si hay un objeto antigüo que me llama la atención es una especie de sartén con rabo muy largo, que en vez de tener en su punta una sartén tenía como una especie de cubo donde se colocaban brasas, no se el nombre.  Mi hermano, un enamorado de las antigüedades posee más de uno. La utilidad era calentar la cama en los frios meses de invierno antes de acostarse para no tener que pelearse con las gélidas sábanas.

   En definitiva, ¿pasado o actualidad?, ¿comodidad o funcionalidad?. A cada época lo suyo, esa es mi visión, pero siempre si puede ser posible, bien asesorado de profesionales como la Dra. Pascual o mayores como mi abuela. ¿Estais de acuerdo?.

   Buenas noches a tod@s.




1 comentario:

  1. A los padres primerizos es normal que os pasen estas cosas, las mamas tambien tenemos mucho que decir porque lo hesmos pasado antes, siempre cuando no sabemos una cosa hay que preguntar.

    Tu escrito como siempre me ha encantado.

    Y te puedo decir que tu hija es muy bonita Ainara en el momento que vino la madre le dijo que habia visto una primita pequeñita y que era muy bonita, un beso para los tres.

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