Alcobendas, la ciudad que me vio nacer y crecer, cuenta actualmente con una población censada de 110.000 habitantes. Como es obvio, entre tantas personas deben de existir gustos de todo tipo, debe haber variedad en cuanto a gustos musicales, culturales, deportivos y de toda índole.
A través de una imprenta de la localidad, el Ayuntamiento edita todos los viernes un nuevo ejemplar de la revista municipal semanal. Su nombre, como no podía ser otro, Sietedias (escrito todo junto, no me he confundido). Dicha publicación recoge desde cartas escritas por vecinos para mostrar quejas o sugerencias a anuncios para vender inmuebles o cualquier tipo de artículo. Su redacción también engloba los anuncios de las farmacias de guardia, las carteleras de los cines de la ciudad y artículos de muy alto interés relacionados con la cultura, la política o cualquier otro tema de un abanico muy pero que muy extenso.
Marta y yo, esta tarde, y aprovechando que los abuelos nos han hecho el favor de quedarse en casa con Laia, hemos acudido a una de las citas con la cultura que esta semana proponía nuestra Concejalía. Hemos asistido a una gala de ópera y zarzuela en la que actuaban una orquesta madrileña bautizada como Santa Cecilia, una mezzosoprano y una soprano. El concierto era en el nuevo Centro de Arte de Alcobendas, es decir, lo que cuando yo era bastantes años más pequeño se denominaba la Casa de la Cultura.
Por aquel entonces, la Casa de la Cultura albergaba una biblioteca, varias salas donde exponían fotógrafos o artistas nacionales e internacionales, un salón de actos donde tocaba la Banda de música o se hacían obras de teatro y la planta superior estaba destinada a pista de patinaje. Aunque fui varias veces a esa pista para luchar en competiciones de judo tan sólo fui una vez a patinar con compañeros de mi colegio.
Toda la pista estaba rodeada de una barra para usarla como sujeción, yo recuerdo la primera y única vez que me calcé unos patines como una experiencia traumática; pegué tal batacazo de culo nada más echar el primer pie hacia el frente que no me quedaron ganas de asistir ningún domingo más a patinar, de hecho, recuerdo que tuve que estar sentado de medio lado en los duros pupitres del colegio durante toda una semana, hasta que me bajó el moratón de la cacha izquierda...
Al entrar hoy al nuevo Centro de Arte, he tenido que consultar a una Señorita donde se ubicaba el salón de actos porque se ha efectuado tal cambio, que nada tenía que ver con lo que yo recordaba de pequeñito. Tras acceder al moderno salón de actos y encontrar nuestras butacas (por cierto ya sabe todo el mundo lo que tiene estar sentado en las butacas más próximas al pasillo central ¿no?, hemos tenido que levantarnos cuatro veces para dejar pasar a nuestros vecinos de asiento hasta que han ocupado toda la fila), nos hemos limitado a leer el programa y el curriculum de los intervinientes, pero no teníamos muy claro si nos llenaría emocionalmente el resultado o no.
Pues hemos acertado plenamente. Al igual que el Ayuntamiento acierta con exposiciones fotográficas de muy alta calidad o con coloquios interesantísimos, hoy lo ha vuelto a bordar (como se dice en el argot taurino).
Marta me hacía un resumen genial de la actuación de la orquesta al finalizar el concierto, "parecía que era una grabación", y es que el sonido y la acústica eran inmejorables. Hacía años que no escuchaba un arpa, hoy una chica de unos 25 años de edad hacía sonar un inmenso arpa negro de manera excepcional. La soprano, alicantina de nacimiento, ha interpretado sus obras de manera que, al final del concierto ha sido inevitable contenerse en el asiento y las 350 personas que abarrotábamos el salón, hemos acabado de pie, con las palmas de las manos encarnadas de tanto aplaudir; y por si fuera poco, la orquesta nos ha obsequiado con dos piezas más de regalo.
En definitiva, considero Alcobendas una ciudad comprometida con la cultura y si siempre me ha interesado para mi, más me interesa ahora que siga siendo así en un futuro para que Laia pueda crecer entre este tipo de actividades y se olvide del fumeteo, romper cristales o faltar al respeto a los mayores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario