Pido disculpas por ausentarme del Blog ayer, las pruebas médicas de mi rodilla derecha hicieron que no tuviese tiempo por la tarde para absolutamente nada.
Tras hacerme una resonancia magnética, tan sólo habían pasado cinco minutos y estaba de nuevo tirado en una camilla para, en esta ocasión hacerme una ecografía. La doctora, joven y una cabeza más alta que yo, me interrogó si me había hecho alguna prueba más y al decirle que me acababa de hacer una resonancia tuvo a bien hacerme el favor de explorar las imágenes antes de hacer la eco. Me dejó bien claro que no suele anticipar nada, pero que para mi tranquilidad, en la resonancia parecía estar el cartílago rotuliano "envidiablemente sano". Salí de allí bastante más tranquilo y no se si será por eso, pero el caso es que hoy a penas me ha dolido la rodilla, esperemos que cuando me den los resultados mi traumatólogo también me de buenas noticias.
Hace unos minutos mantuve una conversación con uno de mis cuñados. Me exponía el caso de una vecina suya que ha pasado por un trance realmente amargo y aun sigue con ello.
El esposo de esta mujer con tan sólo 42 años, tuvo un accidente de circulación en Pontevedra hace unos meses, el cual consistió en la colisión contra la mediana de la autovía, pero la mala suerte quiso que el coche quedase tan pegado a la mediana que le era imposible abrir la puerta para salir del vehículo. Tras conseguir abandonarlo buscó ayuda en otro conductor que paró a auxiliar, para señalizar el vehículo al resto de los usuarios de la vía. No era su día de suerte ni muchísimo menos, otro vehículo vino detrás y sin tiempo para reaccionar lo atropelló, causándole la muerte prácticamente en el acto.
Nuestro trabajo es duro y en la casi totalidad de los accidentes, la Guardia Civil de tráfico es la última en llegar al lugar del accidente por ser igualmente los últimos a los que se nos alerta, siempre dan prioridad a bomberos o sanitarios. Si en este caso se hubiese llegado tan sólo diez minutos antes quizá esta señora no sería hoy en día viuda, pero yo estoy convencido que las cosas suceden porque están de antemano señaladas.
El caso es que como es lógico, los compañeros de atestados realizaron el informe para el Juzgado conforme a lo que ellos observaron cuando llegaron al punto del fatal accidente.
Es muy decepcionante pensar que en accidentes severos, complicados, en los que hay numerosos daños materiales, no existen víctimas ni siquiera leves (es el caso de las tres fotografias que adjunto hoy), y en otros que son absolutamente bobos o evitables por completo, resultan fallecidos.
Lo normal es que los Jueces actúen como en el caso que me contaba hoy mi cuñado, resuelven que la verdad y la correcta versión de los hechos es la que plasman los expertos guardias civiles de atestados en su informe pericial. Pero a veces, los informes tienen un trasfondo que nosotros, los Agentes desconocemos. Los compañeros de atestados reflejaron que la víctima no llevaba chaleco reflectante ni había triángulo señalizador del peligro, llevaban razón, pero desconocían a su vez, que por quedar el vehículo contra la mediana el conductor no pudo darse más prisa para evitar el segundo encontronazo.
Es igual, aquel día supuso un cambio para tres personas muy radical. El fallecido; siempre son los que pierden la batalla, casi siempre coinciden con el papel del que no posee culpa de nada (accidentes de personas que fallecen cuando se estrella un borracho contra ellos que circulan debidamente, por ejemplo), en segundo lugar cambió la vida del otro conductor, el cual llevará en su cabeza toda la vida el momento en el que la guadaña de la muerte, sin poder evitarlo, se pegó a su vehículo para segar la vida de otra persona. Por último, la viuda. Según la sentencia recibirá un 30 % de indemnización y tendrá que conformarse por no proceder la culpabilidad del otro conductor, ya que no iba bajo los efectos de alcohol ni drogas y además el vehículo no estaba señalizado. Su abogada le ha recomendado no recurrir la sentencia, y ella resignada sólo podrá bajar la cabeza e intentar remontar y rehacer su vida, ardua tarea; difícil como el comunicar a los familiares los fallecimientos de seres amados.
Siempre lo he tenido claro, las muertes de accidente de tráfico son tristes, silenciosas, desgarradoras, y lo peor, en el 90 % de los casos, evitables.
Comenzó el verano, comienzan los viajes, hagámoslo bien, revisar los coches antes y disfrutad con los viajes. Olvidaos de Madrid, pero recordad el camino de vuelta y recorrerlo completo de nuevo. A ver si es posible que el silencio de esas muertes en el asfalto pronto sea bloqueado por la algazara de voces felices de niños y adultos.
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